Dream Theater – Black Clouds & Silver Linings (2009)

Un accidente, un ritual iniciático, un lamento, alcoholismo, los recuerdos de un padre y un conde asesino. Esos son los temas que se tocan en las canciones que componen este álbum, que nos entrega un metal progresivo de primer orden. Aunque apenas son seis composiciones, dura más de una hora y 15 minutos, la más corta dura cinco minutos y 25 segundos. No es de sorprenderse que muy poco de su extensa discografía ha sonado en la radio.DT BCASL

El metal progresivo suele ser un género en el que los intérpretes son virtuosos en sus instrumentos respectivos. Esto puede dar lugar a una música tocada con un altísimo nivel técnico, pero en muchas ocasiones se deja de lado el sentimiento o no logran integrar ambos ingredientes. Un caso muy claro es el álbum A Sceptic’s Universe de la banda Spiral Architect. Es un despliegue absoluto de las magníficas habilidades técnicas que sus miembros poseen, pero es música fría, sin sentimiento alguno. Más parece una demostración de los límites a los que se puede llegar con esos instrumentos.

Los integrantes de Dream Theater, por otro lado, han sido consistentemente capaces de lograr un envidiable balance entre la técnica y el sentimiento. Sus canciones son sumamente complejas, pero todas tienen una emoción que tiene la misma importancia, nos acarician la mente  y el alma simultáneamente. Esto ha logrado que sean indudablemente el punto de referencia para otras bandas que se adentran en este complicado género, pues son increíblemente versátiles y tienen la misma habilidad para crear la más bella balada como el movimiento más pesado imaginable, siempre con un sentimiento que va mano a mano con la excelente música.

Para cuando Black Clouds fue lanzado, ya tenían 9 álbumes de estudio grabados y otros tantos más en concierto. Veteranos ya y mundialmente reconocidos por su espeluznante habilidad interpretativa y lírica. Iniciaron su carrera en 1988, con John Petrucci en la guitarra, John Myung en el bajo y Mike Portnoy en la batería. Luego de varios cambios, se unieron también el canadiense James LaBrie en la voz y Jordan Rudess en los teclados. Hasta ese momento, los principales compositores eran Petrucci y Portnoy para las letras y toda la banda para la música. Luego de este álbum, Mike Portnoy dejaría el grupo por razones personales, algo que a muchos fans aún les duele.

Este es un lanzamiento que tiene un poco de todo. Desde la devastadora fuerza que llega a alcanzar A nightmare to remember, la tristeza de Wither, pasando por la dulzura de The best of times hasta la narración épica de The count of Tuscany. Una obra maestra del género.

Dream Theater band photo
Myung, Petrucci, LaBrie, Rudess y Portnoy.

La cantidad de detalles, cambios, ritmos y tonalidades que tiene este álbum hacen que sea prácticamente imposible lograr digerirlo en una escucha. Para lograr apreciarlo hacen falta múltiples rotaciones y un atención dedicada casi exclusivamente en él. Pero ese tiempo se ve recompensado, pues este es un disco que se disfruta más con cada vez que se reproduce. No es música que todos puedan apreciar o comprender, está atestada de todo tipo de experimentos e ideas. Pude resultar abrumador para alguien acostumbrado a la música comercial.

A nightmare to remember narra un accidente grave automovilístico en el que estuvo involucrado John Petrucci junto a su familia cuando era todavía un niño. Herido, terminó en la sala de emergencias de un hospital. La música acompaña con cambios acertados la narración de la letra. De inicio se escuchan los truenos de una tormenta, que nos pinta la noche lluviosa en la que se dio todo. Empieza muy fuerte, con unos acordes de guitarra y teclados que transmiten lo duro de la temática de la canción. La familia se retira de la boda a la que habían ido, ya en marcha los embiste otro vehículo y les provoca serias heridas. Petrucci, aturdido y fracturado, es sedado en el hospital. Este episodio da lugar a uno de los pasajes más icónicos escritos por Dream Theater, la música es casi etérea y refleja los efectos del fuerte analgésico que le administran mientras lo empiezan a curar. Él pregunta por los demás pero le dicen que no se preocupe, aumentando su angustia. Después la canción reanuda la fuerza del comienzo y Portnoy, que ocasionalmente cantaba coros, nos narra los sentimientos que todavía alberga Petrucci del incidente y que afortunadamente, de milagro, todos sobrevivieron. Esta canción contiene los extremos más suaves y también los más pesados de todo el álbum. Desde el onírico segmento bajo la influencia de los sedantes hasta cuando la batería toca por un corto tiempo blast beats, que suelen ser terreno del metal extremo. Esta es una larga y elaborada pieza, ideal para abrir el álbum.

A rite of passage es fundamentada por un riff característico y con leves referencias arabescas de la guitarra y teclados que acompaña a la canción como su espina dorsal. Estilísticamente es mucho más uniforme que la anterior, pero al buen estilo de Dream Theater, llena de cambios y detalles que toman mucho tiempo descubrir y aprender. Suena en ocasiones a un conjuro y más adelante casi dulce y contiene un fantástico solo de Petrucci seguido de otro de Rudess, igualmente bueno. Líricamente trata acerca del ritual iniciático en una hermandad y cómo funciona todo una vez dentro. El nombre de la misma no es revelado, pero podríamos pensar que algunos candidatos serían los Masones o los Iluminados. Realmente no importa de quiénes sea, no es ese el fin de la canción. Se trata de contar una historia.

Wither es una melancólica power ballad que narra cómo se marchita una persona luego de un fracaso, se rinde, agacha la cabeza y se vuelve incapaz de seguir adelante. Lo peor de todo es que ya no tiene fuerzas suficientes para levantarse por sí solo. A pesar de que es consciente de que el mundo es lo que uno mismo crea, ya no puede volverlo a hacer. El riff central es suave y triste y el ritmo mucho más lento que lo escuchado hasta ahora, pero es justo lo que la letra necesita. Pero no abandonan lo pesado que saben hacer y se deja escuchar la guitarra con su fuerza habitual durante un corto tiempo en los coros. La sección rítmica es muy elaborada comparado con lo que se acostumbra en una canción de este tipo, pues usualmente son simples, pero Dream Theater es incapaz de hacer algo con simpleza, no es su estilo.

The shattered fortress es la conclusión de una serie de canciones que compuso Mike Portnoy para describir el viaje a través de los 12 pasos que siguen los miembros de Alcohólicos Anónimos para superar su adicción. La obra completa se llama The twelve-step suite y está compuesta por cinco canciones, cada una de ellas en un álbum diferente de Dream Theater comenzando en Six degrees of inner turbulence y terminando aquí. Esta es la última, la conclusión y los últimos pasos. Toma partes de las 4 anteriores y hace una amalgama de todas ellas, tanto lírica como musicalmente, por lo que es a propósito que se reconocen partes de los otros pasos aquí. Es una visión muy personal del camino que tuvo que andar Portnoy cuando decidió superar su alcoholismo. Es dura, fuerte y hasta triste en ocasiones, pero al final logra salir adelante y enderezar su vida.

Mike Portnoy
Mike Portnoy

 

The best of times es otra canción de Portnoy. Fue escrita como un tributo a su padre ya fallecido y relata los mejores momentos que vivió a su lado, sus más dulces recuerdos y la tristeza cuando se enteró de que había muerto. No debe ser fácil escribir algo así y se nota cuando uno, al escucharla, siente cómo se mueven hasta las fibras más profundas del alma. Es el mayor agradecimiento de un hijo hacia su padre por todo lo que le enseñó y guió a lo largo de su vida, por todo el tiempo que le dedicó, pero especialmente por darle la vida. John Petrucci entrega en esta canción uno de los mejores y más emotivos solos de guitarra que han sido grabados en la historia de la música. Cargado de sentimiento, nostalgia y ternura, es algo tan cercano a la perfección que será referencia por mucho tiempo.

The Count of Tuscany es, entre un álbum de grandes canciones, la mejor de todas. Es difícil traducir en palabras la magnitud y majestuosidad que los casi 20 minutos que dura contienen. Esta es una de las razones por las que amo la música con tanta pasión. Narra la historia de cuando John Petrucci estuvo en Toscana y visitó la mansión de un conde y lo que se decía de su hermano, se rumoraba era un caníbal. Cuando se lo presentan se siente inmediatamente tenso. Cuenta que era tal el entorno y la fuerza de la historia que conocía, que llegó a temer por su vida. Lo llevan a visitar el lugar sagrado y secreto donde rezan todas las noches y las barricas del vino que ellos fabrican. Algunas de las cuales albergaban los cuerpos de unos soldados que se escondieron y ya no lograron salir. Al final confronta al conde y éste, muy sorprendido y apenado le aclara que todo son historias que el tiempo ha acarreado. Su vida nunca corrió peligro y por supuesto que es libre de irse cuando guste. Le dice que le cuente al mundo esta historia, la de su hermano y la suya, la del Conde de Toscana. Musicalmente es una obra maestra. Abarca todas las emociones posibles, alegría, calma, terror, alivio y admiración. Decir más es innecesario. Si la conocen, comprenden lo que acabo de escribir. Si no la han escuchado, les espera algo maravilloso.

Antonio Chico 2018

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